¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR MUERTO? Ciencia y leyes frente a un concepto en transformación
- contacto83296
- 2 sept
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La muerte, ese límite que parece tan claro en la vida humana, no siempre es tan fácil de definir. Durante siglos, se asumió que alguien estaba muerto cuando dejaba de respirar y su corazón se detenía. Sin embargo, los avances médicos del siglo XX, desde la reanimación cardiopulmonar hasta los ventiladores mecánicos, obligaron a replantear esa definición, por lo que desde la década de los sesenta apareció el concepto de muerte cerebral. Hoy, tanto la ciencia como la ley enfrentan nuevas preguntas que podrían transformar nuestra comprensión de la muerte.
La definición actual
En la mayoría de los países, se reconocen dos caminos legales para declarar la muerte:
- La muerte circulatoria: cuando el corazón y la respiración se detienen de manera irreversible.
- La muerte encefálica: cuando cesan todas las funciones del cerebro, incluso si el corazón late gracias a soporte artificial.
Este marco permitió el desarrollo de la donación de órganos y la atención médica moderna. Pero la tecnología sigue avanzando… y con ella, las dudas.
Los retos científicos
En 2019, un grupo de científicos de Yale sorprendió al mundo al lograr que cerebros de cerdos, horas después de muertos, recuperaran cierta actividad celular. No se trataba de consciencia, pero sí de sinapsis, respuesta inmune y metabolismo. El experimento mostró que la frontera entre lo vivo y lo muerto no es un instante, sino un proceso mucho más gradual de lo que pensábamos y abre debates teóricos sobre el diagnóstico de muerte. Aún no cambia la práctica clínica, pero pareciera estar en la antesala de esto. Más recientemente, investigadores han propuesto nuevas maneras de definir la muerte a nivel celular, basadas en criterios físicos y metabólicos. Estas ideas, aunque todavía teóricas, cuestionan la noción de 'irreversibilidad' que sustenta la definición actual, porque pensando en que la vida o muerte se decidan célula por célula, las cosas son menos absolutas de lo que parecen. Una célula muere cuando pierde su capacidad para mantener el equilibrio interno, de manera irreversible. Esto llevó a algunos científicos como los de la Universidad de Tokio en 2023 a proponer que la definición de muerte celular debería basarse en criterios físicos, es decir, cuando la célula ya no puede volver al equilibrio ni aunque se le dé energía externa.
Los debates legales y éticos
En varios países, la definición legal de muerte está bajo revisión:
- Estados Unidos: se ha intentado actualizar la ley que rige la determinación de la muerte (UDDA), porque el texto legal no siempre coincide con la práctica médica. El proceso está detenido por desacuerdos entre médicos, grupos religiosos y defensores de pacientes.
- Canadá: trabaja en una versión más clara y uniforme, centrada en el concepto de función cerebral y en la diferencia entre lo 'permanente' y lo 'reversible'.
- Australia: su definición actual de muerte impide aplicar una tecnología prometedora para mejorar los trasplantes de órganos (perfusión regional normotérmica). Por ello, el gobierno está revisando la legislación. En paralelo, surgen debates éticos cada vez más delicados: ¿podría usarse a personas con muerte cerebral para experimentar nuevas terapias? ¿Hasta qué punto una familia puede oponerse a retirar el soporte vital si los médicos ya han declarado la muerte?
¿Por qué importa?
La definición de muerte no es un detalle técnico. Afecta a decisiones críticas de la vida real:
- La posibilidad de donar órganos.
- El final de tratamientos intensivos en cuidados críticos.
- Los límites de la investigación médica.
- El respeto a creencias culturales y religiosas.
Cada avance científico que demuestra que la frontera de la vida es más difusa, obliga a repensar nuestras leyes, nuestra ética y hasta nuestra visión filosófica de lo que significa 'estar vivo'.
En conclusión
Hoy la muerte no es un momento único, sino un proceso complejo, y la ciencia nos muestra que aún hay zonas grises. No es un “apagón instantáneo”, sino un continuum entre la vida plena y la irreversibilidad total. La ciencia todavía debate dónde trazar la línea exacta, pero cada avance en este campo redefine cómo entendemos la vida misma, desde una célula hasta un organismo. Las leyes intentan dar certeza, pero la tecnología avanza más rápido que los códigos. El reto de los próximos años será encontrar un equilibrio que respete la dignidad humana, permita el progreso médico y ofrezca claridad a familias y profesionales de la salud.
Rocio Astiazarán




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